relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

Arqueológico mármol

Hermes y Dionissos. Praxíteles. 2,11m. mármol. s IV aC. Mº de Olimpia. Grecia
Dilucidar si esto es una copia romana o si es un original de Praxíteles en la misma excavación resulta difícil o tal vez imposible. Soy el arqueólogo alemán que buscó la obra en el antiguo templo de Hera en Olimpia. En ese lugar se encontraba cuando habló de él Pausanías en el siglo II a C. Lo encontré en la campaña arqueológica de 1877 y estoy orgulloso de ello.
Aunque no se suele insistir mucho en ello, la mayor parte de las obras griegas de los museos no son obras originales y sí copias romanas, renacentistas o neoclásicas de originales griegos perdidos, por eso fue emocionante reconocer en los distintos trozos de mármol de Paros de tamaño natural que yo encontré los rasgos de las obras de Praxíteles. Para mi, eso que tenía delante era el original. Rasgos como la sutil curva praxitélica, con la torsión del tronco que requiere de un apoyo lateral, el esfumado suave del desnudo del dios Hermes, el canon estilizado al estilo de Lisipo que se usó en el siglo IV y esa expresión serena que ha perdido el sentido heroico de Fidias para hacerse más ensoñadora o más nostálgica.
Por lo que se refiere a la temática, el juego infantil entre dos dioses, Hermes y Dionisos niño, representaba muy bien el cambio desde el arte financiado por Pericles, arte de Atenas y para Atenas, arte de héroes rituales, con el arte más humano de los que les siguieron, ese arte atento a lo cotidiano que se ocupa más de lo que pasa cada día a la gente normal y corriente y olvida los signos heroicos de las guerras que impregnaron el siglo anterior. 
Es curioso comparar al niño Dionisos, con esa cabeza tan impropia de un niño de su tamaño, con la belleza ideal del cuerpo de Hermes. Ahí se ve que los griegos habían trabajado un arquetipo para Hermes, pero carecían todavía de un canon infantil.
Sin embargo, el contraste entre la suavidad del acabado pulido del esfumado del joven Hermes con el claroscuro intenso de la túnica que, bajo Dionisos, cuelga del apoyo, es un valor escultórico añadido, que parece más bien romano o helenístico...
Yo, sin embargo, no me dejo llevar por estos argumentos. Aunque haya historiadores que prefieran pensar que esto es más bien una copia romana, yo estoy convencido de lo contrario. Yo prefiero imaginar que estamos ante el original, ante un mármol que recibió la caricia del cincel del hombre que nos enseñó la hermosura del desnudo de Afrodita:  Un mármol original del gran Praxíteles.          

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