relatos con arte

Lo que sigue es un intento de utilizar la ficción para motivar el aprendizaje de la Historia de Arte. Lo que sigue son pequeños relatos apócrifos, reflexiones, descripciones, cartas o poemas. Textos inventados siempre, pero inspirados en la historia, para mostrar los sentidos de las obras o adaptarlos a nosotros. En ellos se hace hablar al autor, a un personaje, a un crítico, a un mecenas, a un profesor o a un espectador que nos cuentan sus razones, su manera de ver, su sentimiento o su reflexión ante la imagen plástica. Se intenta llevar a los ojos a un nivel correcto de enfoque (que no pretende ser único o excluyente de otros, pero que sí se pretende interesante) y animar a la lectura de lo que se ve, o lo que es lo mismo, educar la mirada y disfrutar del conocimiento, concediendo al contenido, al fondo de las obras, un papel relevante que en nuestras clases, necesariamente formalistas, se suele marginar.

La lágrima de Bergamín

Guernica. Pablo Ruiz Picasso. 7,77 por 3,39 m. Museo Reina Sofía. Madrid. 1937. Oleo sobre lienzo.
Dicen que José Bergamín, el conocido e influyente poeta del veintisiete, el hombre que consiguió ser cristiano y comunista al mismo tiempo, fue el inductor del tema del Guernica de Picasso. Dicen que también fue el máximo responsable de que éste no modificase el carácter monócromo que tenía su gran cuadro, cuyo juego dominante con el gris y el blanco y negro no le satisfacía totalmente. Argumentaba Don Pablo, antes de que el Guernica fuera expuesto en la Exposición Internacional de París de 1937, que él era pintor y no grabador y que nunca se había visto una obra tan inmensa sin un gesto de color, pero Bergamín contestaba que el Guernica estaba bien así y le rogaba que no lo cambiase. Para intentar convencerlo, le propuso cubrir el lienzo con papeles de colores hasta transformarlo en una especie de mosaico, según la intención de su autor. Éste aceptó la idea y, días más tarde, contempló con rostro grave el resultado del proceso... Estaba claro que se había equivocado. Con colores planos el Guernica era un pastiche, una obra fofa, fallida, sin sentido. De manera que Picasso ordenó desandar lo andado y olvidarse de añadidos.
Pronto se cumplió su deseo, pero un redondo papel rojo se olvidó sobre el Guernica. 
Bergamín se lo hizo notar:
-Es una lágrima roja- dijo.
Picasso tomó en sus manos el collage de color púrpura y se lo entregó a su interlocutor:
-Toma- añadió-. Cuando se abra al público la exposición, pon la lágrima donde quieras. Al caballo, a la paloma, a la madre, en el niño o el soldado. A cualquiera le vendrá bien. 
Bergamín no le hizo caso. Tal vez porque no se atrevió, tal vez porque no quiso hacerlo.
Muchos años después, en 1993, Steven Spielverg realizó "La lista de Schindler" para acusar al nazismo del Holocausto judío. Spielberg eligió, como Picasso, el blanco y negro para su película y buscó a Bergamín para pedirle consejo. A pesar de que Don José ya se había muerto, Spielberg consiguió encontrar su roja lágrima y la puso en el abrigo de la niña abandonada que camina hacia su casa, en el guetto de Varsovia. 
http://www.rtve.es/alacarta/audios/documentos-rne/documentos-rne-historia-del-guernica-picasso-28-04-12/1388763/

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